Lo que quiero para mis hijos: Que aprendan a vivir sin mí
Tengo 46 años y dos hijos de 8 y 7 años. Sé que la vida es dura. Sé que no te avisa cuando se aproxima una tormenta. Sé que puede darte vueltas y vueltas y no tienes seguridad de caer parado.
la vida es frágil e incierta. Nadie la tiene comprada. No sé por cuánto tiempo más estaré acá. Nadie lo sabe.
Tengo una amiga de mi edad que está muy enferma. Podría ser yo. Podrías ser tú. Podría ser cualquiera de nosotras. Miro a sus hijos, pequeños, adorables. Y pienso en los míos. Esos niños se habían hecho fuertes y la vida les ha cambiado por completo desde que su mamá enfermó. A la fuerza, han tenido que acostumbrarse a soltar a su mamá.
Mi suegra, hoy de 87 años, perdió a su mamá cuando era apenas una niña. No la recuerda pero ese hecho la marcó. Tuvo que aprender a ser fuerte y crecer sin su madre.
Nunca quisiera dejarlos pero siento que debo prepararlos para vivir sin mí. Lo necesito. La vida es compleja, la vida te bota, te sacude. No quiero que mis hijos crezcan en un castillo de cristal. Es por eso que cada noche antes de dormir les digo que sean fuertes, que aprendan a parar y a seguir adelante. Aunque yo no esté. No quiero que sufran, quiero que salgan adelante. Y para eso, hoy les entrego las herramientas.